– Hola, Celíaca.
Pan sin gluten, no, pero tenemos integral, hogaza o mollete. Y podrás elegir cualquiera, porque el desayuno está incluido en el precio de las habitaciones…
Automáticamente yo:
No me llamo Celíaca, me llamo Beatriz, pero sí soy celíaca.
Y me imagino que si estás aquí es porque tú también has tenido más de una conversación como la de arriba, o muy parecida.
Verás...
Hay un aspecto de mi persona en el que soy muy “typical spanish”: el alternar.
Porque hay que ver lo que nos gusta en España, unas cañas, unas tapas y alargar la sobremesa hasta la puesta de sol.
Toda nuestra vida social sucede en torno a una mesa.
Pero, claro, desde que me diagnosticaron celiaquía, pasé de disfrutar nuestros típicos planes a “bebérmelos”. No podía comer nada sin estar alerta, así que cuando salía, solo bebía.
No sé si a ti te pasa lo mismo, pero espera, no te asustes, esto no es Alcohólicos Anónimos…
Y, ¡oh¡ sorpresa, no te vamos a vender guías, ni recetas, ni dietas.
Lo único que te vamos a pedir es que te unas a nuestra newsletter.
Todo lo demás aquí es free, no solo glutenfree…
(Ya bastante tenemos con pagar de más en la cesta de la compra por ser celíacos).
Tssss, no se lo digas a nadie… (guiño, guiño)
Pero al que se apunta a nuestra newsletter le mandamos una guía de una ciudad que no es que sea eterna, es que le va a hacer falta una eternidad para probar todo lo que ofrece sin gluten.
Pero espera, antes de seguir leyendo, hay algo importante que nos gustaría que tengas claro.
Nosotros no somos un ente regulador, ni una asociación de celíacos, ni nada parecido. Es decir, no nos hacemos responsables absolutamente de nada.
La información de restaurantes y rutas de viaje seguras para celíacos que vas a encontrar aquí está sacada de nuestra propia experiencia y de la de otros celíacos de confianza, pero esa información puede haber cambiado con el paso del tiempo, y no tiene por qué estar actualizada en nuestra web.
En otras palabras:
Esto no es la Biblia y lo que lees aquí no va a misa. Por eso te recomendamos verificar siempre que ese restaurante que te hemos recomendado sigue siendo apto para celíacos.
Si esto es algo que te incomoda, puedes dejar de leer en este mismo instante.
En caso contrario…
Hablemos del amor en los tiempos del celíaco.
Cuando Pedro y yo nos conocimos y le comenté que era celíaca, empezó a buscar información y a hacerse muchas preguntas sobre mi enfermedad.
Y entre tantas preguntas, esta:
Bea, si he comido hamburguesa con gluten, ¿te puedo besar?
Me quedé tan flipada con la pregunta que no supe qué contestar, y con las mismas fui a mi médico…
Doctora, si Pedro ha comido una hamburguesa con gluten, ¿me puede besar?
Que también alucinó, porque ningún celíaco antes le había preguntado algo así, pero recuerdo que me dijo…
Obviamente, si tiene la boca llena de gluten pues no, que no creo que sea el caso, pero si ya ha terminado de comer y ha bebido, pues sí, puede besar a la novia.
Y una cosa llevó a la otra y nos casamos.
JAJAJAJA
Cualquier celíaco puede reconocer un sabor 5 estrellas sin gluten :D
Otra muy buena fue el primer viaje que hicimos juntos.
Al hacer la compra en el supermercado, nos dividimos…
Pedro giró la cabeza como la niña del exorcista, en plan…
¿QUÉ-ME-ES-TÁS-CON-TAN-DO?
Pensaba que me estaba quedando con él, claro.
Para luego, descubrir que no, que hasta que no eres celíaco o tienes un celíaco en tu vida, no eres consciente de la cantidad de productos que consumimos en nuestro día a día y que llevan gluten.
Yo siempre digo que lo de Pedro es adaptarse al amor, y eso sí que es amor…
A base de hacer preguntas, de buscar sitios para nuestras primeras citas, de escuchar podcasts especializados en el tema, de entender la logística de las comidas en casa, de aclararse con la lista de la compra (que al principio era una locura), y de dar clases magistrales sobre cómo comer sin gluten a mi suegra, para que yo me sintiese a gusto en su casa, se ha convertido en un experto en contaminación cruzada.
Tanto que a veces siento que controla más que yo, o que yo soy más despistada.
A veces, voy a coger un trozo de queso y lo veo a él, a cámara lenta, saltando hacia mi mano, gritando NOOOOOOOOOOOOOOO…
Porque sus rayos antigluten han detectado que unos picos con gluten han contaminado ese trozo de queso.
Y la verdad, me hace sentir que casarme con él ha sido ganar el premio gordo…
Y hemos pensado que si a ti te pasa algo parecido, casi seguro que te interesa unirte a nuestra newsletter…
Solo tienes que poner ahí abajo tu correo electrónico.
A cambio, te mandamos una guía de una ciudad que para nosotros es, hasta que demostremos lo contrario, el paraíso de la liga antigluten…
Por cierto, te hemos dicho que hubo boda… Y con la boda, como podrás imaginar, hubo casting de caterings sin gluten. Pues de eso también te vamos a dar información. Pero todo a su tiempo. De momento, déjanos tu correo…
Lo bueno de mí (y lo malo) es que he probado la comida con gluten (me diagnosticaron la celiaquía ya de adulta). Entonces, soy capaz de detectar cuando una pizza sabe a pizza y no a cartón…
Y cuando sabe a pizza y además, puedo pedir un tiramisú de postre, es la felicidad.
Creo que sabes de lo que hablo.
Pero además…
¿Y sabes lo que me fliparía más todavía?
¿Qué? ¿Te unes a nuestra newsletter?
Basta con que nos dejes tu dirección de correo aquí abajo
No te vamos a vender ni las guías, ni la reseñas, ni nada que se le parezca. Y, por supuesto, unirte tampoco cuesta nada. Y mucho menos darte de baja. Si te empachas con tanto restaurante sin gluten, al final de cada newsletter te podrás dar de baja.
FIN.